The Literary Review
¿Santón o sin techo?
Podíamos verlo de perfil
mientras íbamos por la calle.
Un santón, con gorra de béisbol,
estaba sentado en un portal
en nuestra ruta al supermercado.
Barbudo, con las mejillas hundidas
y su mirada fija y desenfocada,
murmuraba una o dos palabras
cuando pasábamos con nuestro carrito.
¿Era un mantra? ¿O una bendición?
“¿Qué ha dicho de los pecadillos?”
le pregunté a mi mujer
mientras seguíamos caminando.
“Creo que ha pedido un bocadillo,”
murmuró ella, sin dar crédito a mi pregunta.
Así que no era un santón en absoluto.
Era un indigente sin techo
pidiendo comida en la calle.
Me sentí avergonzado.
De camino de vuelta, paramos
ante su nicho en el escalón.
Estaba sentado, inmóvil, con sus vidriosos
ojos azules mirando al frente
como si estuviera en trance, meditando.
No dijo nada. Me quedé perplejo.
¿Era en realidad un santón
o simplemente me despreciaba
como parecía que yo había hecho con él?
Esperamos frente a él. Su mirada
nos atravesó como un rayo láser.
Le tendí algo de dinero
y me pareció una eternidad
antes de que despertara de su ‘trance’
y notara que le estaba ofreciendo ayuda.
Su educada gratitud fue conmovedora.
Hay muchos como él en nuestra ciudad.
La esperanza ha desaparecido de sus rostros
y la vitalidad de sus ojos.
- Tony Dawson
Los sin techo de Sevilla
En una concurrida calle
del centro de Sevilla,
apoyada en un andador,
una viejecita encorvada
como salida de un cuento
de los Hermanos Grimm
y vestida de negro
de la cabeza a los pies,
alarga la mano.
Igual de pequeña
que la derretida
Bruja Mala del Oeste
del Mago de Oz,
ella también ha perdido su magia.
Los que están de compras pasan
por delante como si
no estuviera allí.
En otra calle,
junto a la iglesia
de Omnium Sanctorum,
está sentado en la sombra
un sin techo jorobado,
una gárgola caída
de su percha
en la cornisa.
Sus ojos no tienen vida.
Miran al frente
pero sin ver nada.
Mientras, el perro bóxer,
dormido a su lado,
parece igual de agotado,
y bastante flaco.
Una amenaza sin dientes.
En el Pasaje de Amores,
que desemboca
en la calle Amargura—
¿qué gracioso medieval
bautizó a estas calles?—
duerme otro hombre
en una cama de gomaespuma
bajo una manta mugrienta
dentro de una caja de cartón.
Los transeúntes hacen lo imposible
para evitar pasar cerca.
- Tony Dawson
Rita
Calderón de la Barca escribió
que la vida es un frenesí, una sombra
una ficción, ya que toda la vida
es sueño y los sueños, sueños son.
Este enigma ontológico-epistemológico
es un hueso duro de roer,
por decirlo de alguna manera.
¿Pues, no hay nada real?
¿Estamos viviendo simplemente
nuestro propio sueño particular?
¿O el de otro?
Rita era la niña de los ojos de mi madre
y yo la adoraba. Era la perfecta
hermana mayor: brillante y hermosa.
Me mimaba cuando yo era joven,
me abrazaba durante los ataques
aéreos y me ayudaba siempre.
Desde el principio, todos sabían
que sería muy fácil para Rita
ingresar en la universidad.
Estudió Medicina en Edimburgo
y se convirtió con el tiempo
en una famosa epidemióloga.
¡Cómo la echo de menos ahora!
……………………………………..
Cuando estoy solo con mis pensamientos,
estas son mis ociosas fantasías
sobre la vida soñada de Rita.
En realidad, de ella sólo he visto
una foto borrosa, en blanco y negro,
de cuando era una cría, sostenida
en alto por mi madre para el fotógrafo.
Porque la triste verdad es que Rita
les rompió el corazón a mis padres
al morir súbitamente, en su cuna,
cuando tenía unos tres mesecitos.
- Tony Dawson
Holy Man or Homeless Man?
We could see him in profile
as we walked along the street.
A baseball-capped holy man
was sitting in a doorway
on our route to the supermarket!
Bearded and hollow-cheeked,
he gazed into an imagined distance,
and muttered a word or two
as we passed by with our trolley.
Was it a mantra? Or a blessing?
“What was that about peccadillos,”
I asked my wife as we walked on.
“I think he asked for a bocadillo”
she muttered, rolling her eyes.
So, he wasn’t a holy man at all.
He was a homeless man
begging for food on the street.
I felt ashamed of myself.
On the way back, we stopped
at his niche on the step.
He sat motionless, his glassy
blue eyes staring straight ahead
as if in a trance, meditating.
He said nothing. I was perplexed.
Was he in fact a holy man
or was he simply disdaining me
as I’d appeared to disdain him?
We waited in front of him. His gaze
passed through us like a laser.
I held out some money for him
and it seemed like an eternity
before he awoke from his trance
and realized I was offering help.
His polite gratitude was touching.
There are many like him around town.
Hope has drained from their faces
and the life from their eyes.
- Tony Dawson
El volcán de la Cumbre Vieja
La Palma agoniza a golpe de lava,
asolada por coladas de magma.
Las casas se derrumban, se desploman,
Las vidas se arruinan, se destrozan.
La fortaleza de naturaleza
volcánica hace que desaparezca
todo lo que se encuentre por delante:
una devastación digna de Dante.
Las lenguas de fuego, auténticas rádulas
gigantescas de babosas de fábula,
arrasan casas, naves y además
lo contaminan todo sus cenizas.
El aire ya se vuelve irrespirable,
el futuro isleño se antoja inviable.
Tony Dawson, 20 de octubre de 2021
(Or like stout Cortez when with eagle eyes He star'd at the Pacific — and all his men Look'd at each other with a wild surmise — Silent, upon a peak in Darien.)
“Como el bravo Cortés, cuando con ojos de águila contemplaba el Pacífico, mientras sus hombres mirábanse absortos en raras conjeturas, silenciosos todos sobre el pico de Darién.”
Los tuits de Keats
Una cabeza cortada objeta:
¡Noticias falsas! Balboa, poeta,
fue el primer español en avistar
la gran extensión de ese nuevo Mar
del Sur. ¡Olvidad los extraños tuits
del mal informado y tan joven Keats!
Da la impresión de no haber pisado
España jamás o se habría dado
cuenta de que el español silencioso—
aunque fuera así incluso más hermoso—
nunca había nacido en ningún lado.
¡Encima, aquel marqués Hernán Cortés—
¿qué va a saber ese poeta inglés? —
tampoco estuvo por aquellos pagos!
Ya es hora de corregir el error
del necio que ha mentido sin pudor.
Yo, Balboa, descubrí el vasto Mar
del Sur. No se debe subestimar
mi grandeza. Fui gran conquistador;
¡merezco mi parcela de honor!
Tony Dawson, enero de 2021
- Tony Dawson
Esta es una traducción (de otro) del cuarteto final del soneto de John Keats,
escrito en octubre de 1816, titulado On First Looking into Chapman’s Homer.
George Chapman (1559-1634)
había traducido libremente la obra de Homero en 1616. Keats pasó la
noche entera con un amigo leyéndolo, completamente maravillado por la obra, y para la
hora del desayuno, ya había terminado su soneto, uno de los más famosos de la
literatura inglesa. En el último cuarteto, compara la emoción que sintió al leer la
obra de Chapman / Homero con el asombro experimentado por los españoles al ver por
primera vez el Pacífico.