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10-Holy Man or Homeless Man?

¿Santón o sin techo?

Podíamos verlo de perfil

mientras íbamos por la calle.

Un santón, con gorra de béisbol,

estaba sentado en un portal

en nuestra ruta al supermercado.

Barbudo, con las mejillas hundidas

y su mirada fija y desenfocada,

murmuraba una o dos palabras

cuando pasábamos con nuestro carrito.

¿Era un mantra? ¿O una bendición?

 

“¿Qué ha dicho de los pecadillos?”

le pregunté a mi mujer

mientras seguíamos caminando.

“Creo que ha pedido un bocadillo,”

murmuró ella, sin dar crédito a mi pregunta.

Así que no era un santón en absoluto.

Era un indigente sin techo

pidiendo comida en la calle.

Me sentí avergonzado.

De camino de vuelta, paramos

ante su nicho en el escalón.

Estaba sentado, inmóvil, con sus vidriosos

ojos azules mirando al frente

como si estuviera en trance, meditando.

No dijo nada. Me quedé perplejo.

¿Era en realidad un santón

o simplemente me despreciaba

como parecía que yo había hecho con él?

Esperamos frente a él. Su mirada

nos atravesó como un rayo láser.

Le tendí algo de dinero

y me pareció una eternidad

antes de que despertara de su ‘trance’

y notara que le estaba ofreciendo ayuda.

Su educada gratitud fue conmovedora.

Hay muchos como él en nuestra ciudad.

La esperanza ha desaparecido de sus rostros

y la vitalidad de sus ojos.

Page 33

Holy Man or Homeless Man?

We could see him in profile

as we walked along the street.

A baseball-capped holy man

was sitting in a doorway

on our route to the supermarket!

Bearded and hollow-cheeked,

he gazed into an imagined distance,

and muttered a word or two

as we passed by with our trolley.

Was it a mantra? Or a blessing?

 

“What was that about peccadillos,”

I asked my wife as we walked on.

“I think he asked for a bocadillo

she muttered, rolling her eyes.

So, he wasn’t a holy man at all.

He was a homeless man

begging for food on the street.

I felt ashamed of myself.

On the way back, we stopped

at his niche on the step.

He sat motionless, his glassy

blue eyes staring straight ahead

as if in a trance, meditating.

He said nothing. I was perplexed.

Was he in fact a holy man

or was he simply disdaining me

as I’d appeared to disdain him?

We waited in front of him. His gaze

passed through us like a laser.

I held out some money for him

and it seemed like an eternity

before he awoke from his trance

and realized I was offering help.

His polite gratitude was touching.

There are many like him around town.

Hope has drained from their faces

and the life from their eyes.

Tony Dawson      October 2022

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