Me gusta cuando siembras
mi cuerpo de esperanzas
y me gusta cuando callas
tus dulces palabras,
cuando huelo tus flores
que en mi estudio tiemblan
al viento de mis suspiros
que buscan tus labios.
Todos los papeles,
todos, esperan tu mirada,
de cuando lees mis versos,
con ansia callada.
Tus flores me hablan de ti
y alegran mi estancia,
porque ellas conservan tus besos
y nuestras palabras.