The Literary Review
Fiction Page 14
Fuenteovejuna
by Tony Dawson
Ana era de la gran ciudad y se creía muy inteligente, así que quedó mortificada cuando se enteró de que tendría que hacer sus prácticas de maestra en una escuela de pueblo. Este era su primer día y se hallaba frente a una clase de chiquillos de 6 años. A medida que paseaba la vista por los treinta rostros rústicos tan asquerosamente sanos, suspiraba en su fuero interno. ¿Cómo iba a sacar beneficio de enseñar a una panda de paletos una joven maestra tan lista y ambiciosa como ella? Se le cayó el alma a los pies mientras pensaba en lo que le depararía el futuro inmediato.
Mientras tanto, los niños le devolvían la mirada de manera lela, o por lo menos así le parecía a ella. Se quedaban calladitos. ¿Eran simplemente estúpidos o estaban anonadados ante esta despampanante mujer recién llegada de la ciudad y que se notaba a las claras que era listísima?
“Bueno, supongo que más vale que empecemos,” musitó. “A ver si puedo hacer que hablen. ¿Será posible que sean tan cortos de luces como parecen?”
Ya había tenido una idea para sonsacarles algo. Mientras exploraba el pueblo, había encontrado una pequeña librería que vendía imágenes de animales. Decidió comprar la de una oveja, que era una maravilla de arte zoológico, repleto de detalles.
Desplegó su compra y la colocó en el encerado, usando chinchetas. Luego se dio la vuelta para dirigirse a la clase, y con un gesto ampuloso, hizo su pregunta: “¿Qué es esto?”
Todos los niños se miraron, y empezaron a susurrar al oído de su compañero de al lado. Estaba claro que tenían dudas y la maestra no lo podía creer. Los contemplaba con una mezcla de desdén y de asombro. De pronto, un chiquillo sentado en la primera fila levantó la mano. “Por fin,” pensó la maestra, “¿cómo es posible tardar tanto en reconocer una condenada oveja?” Luego, se dirigió al niño:
“¿Cómo te llamas?”
“Paco, señorita.”
“Vale, ¿qué es lo que ves en la pizarra?”
“¿Le importa si la miro de cerca, señorita?”
“Este niño debe ser tonto si no sabe que es una oveja….” De todas formas, le dio su permiso. Una vez cerca de la imagen, el chico levantó el pulgar en señal de triunfo a sus compañeros y se volvió para encarar a la maestra:
“Como seguramente sabe Vd., en España hay 45 distintas razas de oveja y a pesar del nombre de nuestro lugar, Fuenteovejuna, sólo tenemos unas 5 por aquí. Este ejemplar será, sin duda, un carnero de dos años de la raza churra lebrijana, señorita,” declaró sonriente.
La maestra quedó boquiabierta. Al sentarse Paco, su compañero, que tenía la tablet encendida debajo del pupitre, riéndose por lo bajini, le susurró, “Esta tía debe de ser tonta de nacimiento. ¿Nunca ha oído hablar de Google?”